Tenía bocha de amigos a los que he ayudado, se olvidaron de mi porque dicen que he fracasado. Que soy un borracho, que estoy retirado porque me ven con mi hija caminando a mi lado. Que ya estoy grande para el juego y que perdí lo que he apostado, que no soy lo que era y que me haga a un costado. Y ya no se con quien fue que pateé, las lejanas caras se me borran del ayer. Como en una nube, no los puedo ver. Entre tanta violencia y tiros ya no se que hacer. El morbo es quien se ríe no te equivoques, se queman las fichas de aquel ajedrez. Se vacía la casa esta todo al revés, cada cual con su quinta no puedo entender. Extraño mi dolencia, compartida. Un sábado de pasta en la guitarra todo el día. El cultivo guerrillero alegrando nuestras vidas. La charla interminable, la comida esta servida. La somnolencia, esta dormida. Recuerdos que no sanan van formándome la vida. Se deforman los espejos que reflejan la guarida. Aún sigo, voy tranquilo, yo le abrí a quien venía. La inocencia, de los días. La fábrica de sueños con las bandas que surgían. El amor se fue gestando destronando le herejía, fue todo sin pensarlo el corazón nos elegía. Si vuelve a pasarnos espero esta vez, seamos familia para contener. Me laburaba la noche, cuidando las vías. Una chica me esperaba y ya quería ser mi espía. Mi casa estaba armada para todo el campamento, un día cuatro años fueron solo un momento. Mi culpa, mis errores. Malas decisiones. Me hago cargo de mis actos y los pormenores. El hambre, las canciones. Los discos y las flores. Los cuadros por el Nahui divagando en los colores. Con Luis en el oído y con el Fede en la poesía, con shows inolvidables sin bancar la policía. Y ahora quedan lejos los reflejos de esa historia, son surcos de una vida rebotando en la memoria. Perdí mi casa, sin techo otra vez. Con el corazón, tirado a los pies.